1. La respuesta del presidente Zapatero huyó esta vez de las vaguedades sinuosas para cristalizar con las aristas propias del sistema regular y el respeto al escarnecido principio de contradicción.

2. Esta semana, Pasqual Maragall ha escarnecido a Maquiavelo al lanzar el mensaje de que el Estatut podría ser aprobado en las Cortes espańolas sin el voto de Converg';ncia i Unió. Aritméticamente ello es posible (bastaría el apoyo de Izquierda Unida y Esquerra Republicana en el Congreso de los Diputados), pero el PSOE no dispone de fuerza propulsora suficiente para incrementar la autonomía catalana – aunque sea mínimamente–, sin el concurso de CiU, con el Partido Popular echado al monte, con aires de pronunciamiento en la alta oficialidad del ejército, con el Banco de Espańa al acecho y la presidencia del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial bailando sevillanas.